Somos una especie singular, impulsada por un ardiente deseo de expansión y superación, una fuerza arraigada en lo más profundo de nuestro ser social. ¿Por qué otras criaturas, como los neandertales, los simios o los grupos de delfines, que también muestran signos de una inteligencia notable, no han manifestado esta misma ambición? ¿Qué secreto oculta esta capacidad no desarrollada?
En ‘The Rational Optimist’, Matt Ridley revela la inteligencia colectiva como uno de los principales motores que impulsan a la humanidad en su incansable búsqueda del progreso, desafiando así los presagios apocalípticos que nos rodean: la extinción, las guerras, las pandemias y los cataclismos naturales.
Las ciudades han sido la invención más grandiosa y el mayor triunfo del Homo sapiens. Son auténticas forjas de serendipia, donde la colaboración y la innovación se entrelazan en una danza etérea para desafiar el destino funesto que nos acecha. Desde la antiquísima Uruk, con sus 60,000 habitantes, hasta las actuales megalópolis como Nueva York, Londres, Tokio o Ciudad de México, las ciudades son los telares donde se teje la magia del destino humano.
En este artículo, exploraré en detalle cómo ha evolucionado nuestra inteligencia colectiva, es decir, cómo ha evolucionado el mindset de nuestra civilización.
Mindset #1: Conquista
Nuestro primer impulso fue conquistar. El imperio A, con 4 cuadrados de recursos naturales y demográficos, decide conquistar el B, que tiene 2 cuadrados de recursos. La guerra no es gratuita, y el imperio B se defiende. Este mindset libera un potencial máximo.
Mindset #2: Comercio
Luego surgió otro enfoque, un nuevo tipo de civilización que floreció al desarrollar la confianza entre los imperios y comerciar bienes. El comercio permitió el florecimiento de nuevas ciudades y la polinización cruzada de ideas. Sin embargo, la cantidad máxima de recursos está limitada a la suma de los recursos del imperio A y B.
Mindset #3: Tecnología
Con la revolución industrial, un grupo de la población de ambos imperios crea máquinas que utilizan las materias primas de ambos para crear algo nuevo. La productividad de esta tecnología genera un efecto multiplicativo, liberando el potencial de crecimiento más allá de las limitaciones anteriores.
Mindset #4: Creación
Un nuevo mindset está emergiendo, liberándonos de las limitaciones de los recursos naturales y energéticos. Con el advenimiento de la inteligencia artificial, podemos aspirar a logros sin precedentes, desde reactores nucleares de fusión hasta nuevos materiales y la fermentación de proteínas. La era de la creación significa un crecimiento exponencial que desafía las restricciones anteriores.
Entre postergar la era de la creación y quedarnos atrapados en mindsets inferiores como la conquista, que generan guerra, hambre y desesperanza, se encuentra nuestro destino pendiente.