La liquidez en los mercados, al igual que la dopamina en la mente humana, concentra nuestra atención en el corto plazo, desviándonos de nuestro mayor potencial como seres humanos: la capacidad de crear.
En mi publicación anterior, exploré la naturaleza cuántica de la mente. Al igual que la mente, el mercado puede verse como una vasta red de interacciones, donde miles de millones de mentes compran y venden, funcionando como sinapsis en un cerebro global. Grandes entidades como BlackRock, Vanguard y los fondos soberanos actúan como centros neurales, respondiendo a los flujos de liquidez y a la creatividad de nuestra mente colectiva.
El mercado, como la mente, experimenta diferentes estados de resonancia, todos influenciados por el ciclo económico. En lugar de utilizar un electroencefalograma (EEG) para medir las ondas cerebrales, podemos observar el precio del cobre en relación con el oro para entender el pulso de este ciclo. Cuando hay optimismo y expectativas de crecimiento, el cobre sube y el oro baja; cuando hay pesimismo, el oro sube y el cobre baja. Este indicador es quizás el más conectado con la economía real, aunque no es la única fuerza que impulsa el mercado.
Por ejemplo, los operadores de bonos sintonizan una realidad diferente. En su marco cognitivo, cuando anticipan crecimiento económico, los bonos de alto rendimiento son los activos preferidos; por el contrario, cuando prevén una recesión, los bonos del tesoro toman la delantera. Esta divergencia entre los operadores de metales y bonos plantea una pregunta fundamental: ¿quién tiene razón? ¿Qué subyace a esta disparidad y qué podría hacer que persista?
La liquidez, al igual que la dopamina, crea ciclos de refuerzo que alimentan el ego y generan burbujas en los mercados. Para medir la "dopamina" del mercado, no basta con observar las políticas de la Reserva Federal; también debemos considerar el carry trade, que refleja cómo fluye la liquidez a través del sistema financiero.
Actualmente, el yen japonés, con sus tasas de interés casi nulas, ha creado la mayor diferencia de oportunidades en el mercado, permitiendo que el dinero fluya de Japón hacia la deuda de alto rendimiento y los mercados emergentes. En mi opinión, esta es la razón detrás de la divergencia entre lo que los operadores de bonos y los de metales están valorando. Mientras el carry trade persista, siempre habrá apetito por los bonos de alto rendimiento. Pero cuando este se debilite, serán los operadores de metales quienes revelen la verdad: tasas altas prolongadas, costos elevados de transporte e insumos que están deteriorando los balances de muchas empresas zombis.
AUDJPY Vs HYG (High Yield ETF)
Un gráfico que considero un excelente proxy para el carry trade es el dólar australiano frente al yen japonés (AUD/JPY). Cuando hay expectativas de crecimiento, la liquidez fluye hacia monedas como el dólar australiano, que representa el apetito por materias primas. A medida que estas expectativas se debilitan, el yen se fortalece y el carry trade se deteriora. El desmantelamiento del carry trade ha sido históricamente un catalizador de importantes procesos de default de deuda.
Al igual que nuestras creencias y versiones del ego colapsan cuando se enfrentan a la realidad, existe una frecuencia superior más allá de la liquidez y la deuda: la creatividad y la productividad.
Cuando una parte de nuestra sociedad resuena con la creatividad, nacen los mercados alcistas. Los años 20 vieron el auge del jazz con Louis Armstrong; los años 50, el rock and roll con Elvis; los años 80, el pop con Michael Jackson; y los años 90, el grunge con Kurt Cobain. Hoy, estamos en un nuevo mercado alcista, marcado por el éxito fenomenal de Taylor Swift. Cada uno de estos períodos estuvo acompañado de importantes disrupciones tecnológicas: los años 20 con la industria automotriz; los 50 con la televisión; los 80 con la informática; los 90 con Internet; y desde 2020, con la IA y la transformación del sistema productivo.
Puede parecer sorprendente vincular estrellas musicales con el mercado financiero, pero nuestra civilización sigue patrones simples. El primer algoritmo de crecimiento económico es la guerra y la supervivencia; el segundo es el comercio y la confianza. Finalmente, la frecuencia más alta es la creación de algo nuevo, un nuevo modelo de producción.
La tecnología, el arte y la música son expresiones de este espíritu creativo. Mr. Market, en esencia, es una inteligencia colectiva que refleja estos patrones fundamentales.
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