Socialismo digital: El camino de China en la era de Xi Jinping
Existe una narrativa predominante en el mundo occidental que sugiere que China está al borde del colapso. Sin embargo, lo que encuentro más intrigante es que mientras una parte de la economía china enfrenta desafíos, también está surgiendo una nueva economía. Podemos dividir la historia de China en tres períodos principales: China 1.0, asociada con Mao Zedong y el comunismo; China 2.0, durante la apertura del mercado y la era de la globalización bajo Deng Xiaoping. Actualmente, estamos presenciando la era de China 3.0, liderada por Xi Jinping, que marca un retorno a una China imperial y la aspiración de convertirse en un nuevo imperio en Eurasia.
Inicialmente, la intención de Xi Jinping era establecer una China independiente para 2025, capaz de competir con Estados Unidos en biotecnología e inteligencia artificial. Sin embargo, esto no ha sucedido como se esperaba debido a la subestimación de los problemas del antiguo modelo económico, centrado en el sector inmobiliario y la urbanización en China, lo que resultó en una enorme deuda.
China ahora está en un proceso de reajuste y reconstrucción de su economía, un proceso que se ha prolongado, alcanzando su punto máximo con la crisis de Evergrande y otros gigantes inmobiliarios en 2021-2022.
Además de enfrentar desafíos en el sector inmobiliario, China ha iniciado una purga en las plataformas tecnológicas. Estas empresas estaban afectando la capacidad del estado para controlar el crédito en la economía china, algo inaceptable para un país que busca proyectarse como un imperio en ascenso.
La nueva China que se está moldeando implica un mayor control estatal sobre las empresas tecnológicas, mientras se reestructura el sector inmobiliario. A pesar de las preocupaciones sobre un posible colapso similar al de Lehman Brothers, lo que realmente está sucediendo es una transformación hacia una China que se está convirtiendo en un importante exportador de maquinaria hacia el mundo en desarrollo.
La globalización de China ya no se centra únicamente en los países desarrollados, sino que también abarca a los emergentes, a los cuales China planea exportar maquinaria para ayudar en el desarrollo de infraestructura y la reestructuración del crédito. Además, China está forjando alianzas estratégicas con países exportadores de energía como Rusia y Arabia Saudita para asegurar la demanda de yuanes en el mercado energético global, así como la independencia energética regional.